La ansiedad es una respuesta aguda ante situaciones que son estresantes, es decir, ante situaciones que se perciben como una amenaza. Es una reacción automática común en todos los animales y es la misma que tenían los hombres primitivos en los tiempos de las cavernas. Ante el peligro, intentamos huir o luchamos.
Esta reacción es normal y básica y tiene un valor adaptativo, es decir, nos ha permitido sobrevivir ante peligros reales. Que ante un tigre se active la ansiedad y se desencadene una respuesta emocional compleja ha estado clave para la evolución humana y animal. En algunas personas, pero, el estímulo que los desencadena toda esta reacción no es merecedor de esta activación y es aquí que hablaríamos de una ansiedad patológica donde habría que intervenir.
Que sintamos cierta ansiedad para cruzar la calle sin peligro, para hacer una exposición en público o para afrontar otras situaciones difíciles como exámenes o entrevistas de trabajo estaría dentro del que se considera normal; cuando la ansiedad que sentimos pasa a un umbral que nos impide resolver correctamente el reto que tenemos delante o se dispara ante situaciones que no tendrían que suponer ninguna activación es cuando acontece un problema que hay que gestionar para evitar un sufrimiento innecesario.
El miedo y la ansiedad son difíciles de diferenciar puesto que las dos acostumbran a ir de la mano y provocan prácticamente las mismas reacciones fisiológicas. Ante un peligro o una situación retadora el cuerpo hace una descarga de unas sustancias llamadas catecolaminas; son las hormonas del estrés encargadas de preparar el cuerpo para responder adecuadamente ante el peligro huyendo o atacante.
Estas hormonas son la adrenalina, la noradrenalina y el cortisol que, una vez son liberadas en el torrente sanguíneo, actúan sobre órganos diana para poder responder.
Cuando un ciervo se ve en peligro de ser atacado por un león, pone en marcha esta activación que produce una dilatación pupilar (para ver mejor), una aceleración del latido cardíaco (para que pueda bombear más sangre si tiene que emprender la fuga), una modificación de la respiración a más profunda (para captar más oxígeno), una desviación de la sangre hacia órganos importantes o una inhibición de funciones que no serán imprescindibles en aquel momento si tiene que luchar o huir como la parada de la digestión o el deseo sexual. En definitiva, se produce una activación fisiológica para que el cuerpo esté preparado para responder.
Esta respuesta es limitada en el tiempo, es decir, que dura hasta el alrededor de 15 minutos, de lo contrario no sería sostenible en el tiempo por el gasto que genera y respondería a la necesidad de sobrevivir vida o muerte del ciervo en el ataque del león. Esta misma respuesta, es la que se pondrá en marcha si nos atracan por la calle o, en menor medida, si tenemos que hacer un examen. Os imagináis que os pasa todo esto en cuestiones tan cotidianas como salir de casa, ir a un restaurante o hablar? Cuando este miedo es inadecuado al estímulo que la genera puede llegar a ser invalidante y a paralizarnos por el que nos deja menos preparados para vivir. Este sería un motivo para consultar con un psicólogo.
Los “trastornos de ansiedad” son muy frecuentes; aproximadamente un 15% de la población sufrirá un en algún momento de su vida.
De forma resumida, podemos hablar de los síntomas de la Ansiedad agrupados en 3 niveles:
- Nivel fisiológico:
- Sensación de falta de aire
- Hiperventilación
- Sequedad de boca
- Tremores
- Palpitaciones y taquicardia
- Cefaleas
- Sudoración excesiva
- Insomnio. Dificultad para conciliar el sueño o para volver a dormir si nos hemos despertado.
- Pesadillas
- Diarrea.
- Dolors y tensión muscular
- Aumento de la frecuencia por miccionar
- Nivel conductual:
Serían propiamente las conductas de lucha y fuga y las de evitación o bloqueo. Estas últimas de evitación son muy frecuentes y si se perpetúan en el tiempo pueden acabar desencadenando fobias muy limitantes por la persona. El miedo a salir de casa, el miedo a volar, el miedo a habla en público o a viajar en transporte público pueden ser algunos ejemplos de intentos de evitación de la ansiedad que pueden acabar limitando la calidad de vida de las personas
- Nivel cognitivo
“no soy capaz”, “si voy podría tener un ataque”, “no puedo afrontarlo”, … soy algunos de los ejemplos de las cogniciones que tenemos, es decir, los pensamientos que nos llegan cuando estamos focalizados en el peligro y la amenaza. Son pensamiento irracionales negativos que nos invaden y nos invalidan y que cronificats acaban aconteciendo nuestra manera estructura de pensar.
¿Cómo podemos tratar la ansiedad?
El tratamiento farmacológico está muy extendido entre la comunidad médica y alarmadament normalizado entre la población en general. Hay dos tipologías de fármacos ampliamente administradas; por un lado los antidepresivos, inhibidores selectivos de la recaudación de serotonina y, por el otro, las benzodiacepinas, unos fármacos de acción más inmediata y efectos relajantes.
El uso de cualquier de esta tipología de ansiolítico tapa el síntoma que produce el trastorno, pero no cura, ni búsqueda la causa, ni dota de recursos a la persona para poder hacer frente a la dificultad. Uno de los efectos no deseados del uso de estos fármacos es la adicción que generen.
El uso de tratamiento farmacológico, pues, podría estar indicado cuando el trastorno de ansiedad es de extrema gravedad y como complemento de una intervención psicológica.
El tratamiento psicológico contempla un análisis exhaustivo del caso con los matices individuales de cada persona; ver los síntomas, su frecuencia, la gravedad, el nivel de afectación en la vida de la persona, entender cuál es el origen de la aparición de la ansiedad, las variables que la mantienen o las solucionas que ha intentado la persona para hacer frente son elementos claves para empezar a trabajar. Algunos de los abordajes que las psicólogas del equipo usamos y que se han descrito con mejores resultados son:
- El bio feedback, que consiste al reaprender para entender el que nos pasa y codificarlo cómo algo que hemos vivido antes. Cuándo hemos visto varias veces una película de miedo, ya no genera el efecto de la primera vez puesto que sabemos qué pasará y estamos preparados. Cuando salimos por primera vez al escenario para hacer una obra de teatro, tenemos unas sensaciones diferentes de las que tendremos si es la vez 100 que la interpretamos.
- Técnicas directas para disminuir la ansiedad como por ejemplo la relajación, sin efectos secundarios y con unos niveles de validez importantes en el ámbito científico.
- Confrontación ordenada y gradual de los miedos que están generando el foco ansioso
- Trabajo sobre las anticipaciones y para desmontar creencias erróneas.
La ansiedad, pues, es una experiencia general y común que puede acabar desencadenando un trastorno incapacitante si no se aborda a tiempo. Reconocer los síntomas y la necesidad de buscar ayuda experta es fundamental para mantener un estado saludable.
En nuestro Centro de Psicología encontraréis psicólogos expertos en la ansiedad que os podrán asesorar en la evaluación de la ansiedad y en su intervención.
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